Señor tu que eres manso y humilde de corazón
ofrece a los que vienen a ti un yugo llevadero
y una carga ligera; dígnate pues, aceptar los deseos
y las acciones del día que hemos terminado;
que podamos descansar durante la noche para que así
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu perseveremos
constantemente en tu servicio.
Tu que vives y reinas por lo siglos de lo siglos...
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