Padre amoroso, a través de nosotros hiciste surgir la vida.
Te damos gracias por los hijos que nos diste.
Tu los conocías y amabas desde toda la eternidad.
No siempre es fácil comprenderlos o ser como ellos nos desean, pero,
son nuestra alegría y bendición.
Las preocupaciones, temores y fatigas que nos cuestan, las
aceptamos con serenidad ayúdanos a amarlos sinceramente.
Danos sabiduría para amarlos con la palabra y el ejemplo,
paciencia para instruirlos, vigilancia para hacerlos buenos y amor
para corregirlos.
Amén
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